lunes, febrero 07, 2011

Rodgers y los Packers crecen ante todos los ojos

Todo el frio que había consumido a la ciudad de Dallas durante una semana quedó atrás luego de que los Empacadores de Green Bay se convirtieran en campeones de la NFL.

La historia del SB XLV se puede simplificar de manera relativamente sencilla. Más allá de pasiones irrelevantes, las cosas tomaron su rumbo de forma bastante común para como había sido la temporada regular y hasta la postemporada.

Los Acereros de Pittsburgh dieron una actuación típica de su temporada. Volvieron a jugar bien solo por momentos con la pequeña diferencia de que en el juego más importante de la temporada simplemente no les alcanzó como había sido en otros partidos. La escuadra de Mike Tomlin tuvo una temporada de altibajos pero siempre había encontrado la manera de sanar luego de auto-meterse en hoyos por demás profundos.

Por su parte los Empacadores de Green Bay son dignos y justos campeones tras demostrarlo no solo ante más de cien mil almas en el estadio y millones de personas en sus teleras. Este equipo supo aceptar y salir delante de adversidades desde Septiembre. Como bien lo definieron los jugadores tras el triunfo, el SB fue un microcosmos de su temporada al perder a dos de sus líderes y aun así hicieron lo necesario para que se les denomine un equipo de destino.

Y no hay mucho que decir de Aaron Rodgers. La verdad es que pese a que yo en lo personal creía que este partido le quedaría un poco grande (no por su talento, sino por su inexperiencia), este QB simplemente se convirtió en hombre ante nuestros ojos y justo cuando debía hacerlo. Hoy se ganó el derecho a ser un mariscal de campo de elite de la NFL y lo hizo de manera impresionante.

En general creo que el partido había despertado un interés muy especial y no estoy seguro de que cumplió al cien por cien. Tal vez fueron los tres balones entregados de Pittsburgh, tal vez el hecho de que las lesiones mermaron el ritmo de los Packers o simplemente que el desenlace del juego no fue quedando un segundo.

Las expectativas fueron enormes. Por momentos se vio un juego de clásica escuela defensiva pero al final el dinamismo y el talento de Rodgers consumió todo lo demás.

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