martes, diciembre 11, 2007

La motivación sigue llegando a Nueva Inglaterra

Y sigue la mata dando. Las semanas siguen pasando en esta temporada 2007 y algunas cosas de plano no cambian.

Los Patriotas de Nueva Inglaterra mantienen el invicto y vaya manera de hacerlo este pasado domingo cuando no solo vencieron, sino destrozaron claramente a la defensiva de los Acereros de Pittsburgh, la mejor de la NFL y que ante Brady y compañía lució muy pero muy inferior.

Pero la verdad esta locomotora se veía venir en camino. Los Patriotas habían sufrido mucho en sus últimos dos encuentros ante Philadelphia y Baltimore así que se tenían que probar algo ante los Steelers.

Y luego vino Anthony Smith y su bocota. Luego de garantizar una victoria ante los Pats, Smith calentó a los jugadores de Nueva Inglaterra que nunca lo dijeron pero que claramente mostraron su enojo contra Smith durante el encuentro.

Las acciones hablaron más que las palabras. La idea no solo era no perder con Pittsburgh, sino ir contra Smith de frente. Tres de los cuatro pases de anotación de Tom Brady fueron teledirigidos al hablador jugador de los Acereros, y durante el partido se veía una cierta cara de satisfacción. La banca de los Pats sonrió al lograr su victoria 13 del año y destruir de paso al jugador que les faltó al respeto.

Ahora es el turno de otro que se ha metido con ellos. No solo eso, es uno que se metió con lo más querido, con el coach Bill Belichick.

El camino hacia la historia tiene su siguiente obstáculo en los Jets de Nueva York y su coach Eric Mangini quien tras la primera semana intentó dañar el orgullo del mejor estratega de la NFL en estos días.

Luego de perder 38 a 14 en su propia casa, los Jets decidieron acusar a los Patriotas de espiar a su banca, de grabar videos que les daban la ventaja.

El resultado fue la ruptura de relaciones entre los dos coaches (habían trabajado juntos) y un castigo ejemplar para Belichick y los Pats, eso era lo que buscaba Mangini.

Pero estos Patriotas parecen ser como los mejores toros de lidia, simplemente se crecen ante el dolor. Paso a paso han demostrado que sus triunfos son consecuencia de trabajo, no de espiar a los rivales y desde ese día sabían que tendrían su oportunidad de mostrarle a Mangini de que están hechos.

Ese día ha llegado.

Así es que los Patriotas vuelven a tener una motivación adicional para mantener el invicto. Hace una semana fue Smith con sus palabras, ahora es Mangini y sus acusaciones y vaya, la semana siguiente será derrotar a los Delfines de Miami, el equipo que están tratando de igualar con una temporada invicta.

De ganar estos dos partidos pues no habrá más. El último duelo de la temporada ante los Gigantes de Nueva York significará la temporada invicta.

La motivación especial no deja de llegar para los Pats y si siguen alimentándose de ella, no hay quien detenga esta impresionante máquina del emparrillado.

lunes, diciembre 10, 2007

Tazón Azteca: No queda más que reflexionar


En realidad cuando se reflexiona sobre la derrota del seleccionado mexicano en el Tazón Azteca vienen cualquier cantidad de opiniones pero esta edición XXXVII es por demás representativa de la realidad de nuestro futbol americano.

Y es que en realidad no es que no se aprenda de los errores, no es cuestión de educación.

México cayó de nuevo ante los Estados Unidos y el marcador volvió a ser amplio con lo que los norteamericanos se apuntaron su décimo triunfo en once duelos y los nacionales volvieron a quedarse en la orilla con una derrota.

Hablar de derrotar a los Estados Unidos es mucho más que tener una buena cantera de futbol americano.

Tenemos que aceptar las realidades y la más importante es que nuestros vecinos del norte saben jugar de manera sencilla, saben explotar sus cualidades físicas y sobre todo pueden ser constantes.

En esas diez derrotas, se muestra como es que Estados Unidos logra alimentar a su selección de la División III. Cada año han sido diferentes los verdugos pero el resultado siempre es el mismo, eso se llama trabajo consistente, se llama adaptación a las cualidades de los seleccionados y se llama plan de juego adecuado.

No es que los Estados Unidos hayan tenido más tiempo de preparación, ni que México no haya tenido apoyo.

Los resultados en competencias internacionales como el Tazón Azteca y el Global Junior Championship siguen evidenciando que los equipos norteamericanos tienen una estructura deportiva diferente.

Nuestras selecciones por lo general tienen el mismo tiempo de preparación, y tienen los apoyos. Por lo menos en este año el grupo de seleccionados realmente representaba lo mejor que tenemos que ofrecer y el staff de coaches fue tan competitivo como podía llegar a ser.

El equipo tuvo una gran oportunidad de concentración en Chihuahua, tuvieron buenos días de prácticas, el plan de juego fue el apropiado y aún así se vieron superados.

Por su parte los norteamericanos volvieron a ser un equipo hecho con ciertas prisas. Los coaches lograron acumular talento y en muy poco tiempo supieron integrarlo para no solo competir, pero para volver a dominar en un juego que para todos sus jugadores no significa gran cosa cuando es comparado con su sueño de jugar un tazón colegial de la serie BCS.

Las grandes diferencias son simples, se resumen en talento y fundamentos.

Nadie puede negar que la capacidad física sea una gran ventaja para los Estados Unidos. Su velocidad y fortaleza aunado a su tamaño los hace superiores de entrada sin embargo su nivel de ejecución se convierte en la pieza que redondea el esfuerzo.

Pese a no tener el tiempo, la calidad desarrollada por cada uno de los jugadores desde su infancia les permite unirse, armar un plan de juego simple pero eficiente y hasta se toman el tiempo de practicar algunas jugadas de truco, mismas que fueron ejecutadas perfectamente y que se convirtieron en una de las claves para el triunfo este año.

Estamos lejos de su nivel de juego, pero no solo contra la División III, sino desde abajo.

Ojalá eso lo podamos entender y sigamos trabajando por poco a poco disminuir las distancias.

Esa es una gran responsabilidad que está colocada sobre los hombros de muchos directivos, padres de familia, coaches y finalmente jugadores.

Lo bueno sería que estuvieran conscientes de ello.