jueves, agosto 30, 2007

Cargando la cruz de mi compadre

El mundo del ovoide nacional amaneció este jueves con la noticia de que los Borregos del Campus Toluca ya no podrán competir por el campeonato de la Liga Mayor 2007, esto pese a que todavía no se han enfundado en sus jerseys por primera vez en la temporada.

El circuito deportivo estudiantil que más público convoca en nuestro país se vuelve a ver involucrado en problemas administrativos que afectan a los jugadores y que ponen en duda si los programas de futbol americano son administrados por personas que tienen en desarrollo de sus jugadores en mente.

Y es que no queda más que cuestionarse el porqué pasan este tipo de cosas.

Adolfo Jamal quien tomará las riendas del equipo hace más de un año relevando al afamado coach Diego García Miravete se puso en plan desafiante ante la ONEFA y hoy pierde más que su capacidad de estar en la caja de coacheo cada partido, también podría perder credibilidad ya que tendrá que explicarle a sus jugadores porque no pueden aspirar a ser campeones.

La llegada y alineación del jugador Ernesto Heden González Trevizo con los Borregos se convierte hoy en el peor error que pudo cometer Jamal quien ha sido castigado y no podrá hacer su trabajo normal por un año. Hasta ahí, Jamal digamos que cumple pagando su culpa personal.

Obviamente el jugador no podrá participar con el equipo y se lleva de corbata a su tío, el coordinador defensivo Javier Trevizo. Ellos también ya cargan su cruz.

Lo que de verdad no se entiende es que el esfuerzo de 65 jugadores que están en las filas de uno de los programas de más crecimiento en el sistema Tec, hoy no pueda siquiera brindarles la oportunidad de competir por el campeonato cuando esa es la razón por la que se han preparado por años.

Muchos de esos jugadores tienen la fortuna de contar con una beca deportiva que les ofrece una educación académica de primer nivel a cambio de prepararse, de trabajar y de dar resultados en el emparrillado. Ese objetivo no se va a alcanzar ni para ellos ni para la misma institución que pone los recursos para intentarlo.

Y todo eso se rompe con la decisión testaruda (se tiene que interpretar así) de alinear a un jugador. Según su Presidente, ONEFA había advertido de esto al equipo cuando alineó al jugador ante Aztecas una semana antes y ante Centinelas Jamal y compañía se hicieron de oídos sordos ante la “recomendación” y lo volvieron a colocar dentro del juego. Esa insistencia se convirtió en pesadilla una vez que los Aztecas apelaron y hoy es una realidad.

Si lo pensamos bien, Adolfo Jamal debe tener buenas razones para haber lanzado al jugador al campo. Me cuesta trabajo entender que corriera el riesgo así nada más, pero el equipo al momento no ha compartido nada de sus supuestas pruebas con la prensa y tendrá que enfrentar la sanción empezando este fin de semana cuando reciban a sus hermanos del CEM.

El equipo buscará apelar la sanción tal como lo permite el reglamento y esperan convocar a una asamblea extraordinaria para que se revise el caso de nuevo pero por el momento las cosas están firmadas para los jugadores y sus seguidores, que tienen todo el derecho de exigir una respuesta de sus autoridades.

ONEFA ha asegurado que aplicó el reglamento cabalmente, y si así fue no se ve porque cambiarían su determinación en una segunda instancia por lo que el caso se ve casi perdido.

La noticia ya circula por todo el medio y las especulaciones crecen conforme pasan los minutos. Solo nos queda imaginar que pasa por la mente de Adolfo Jamal durante las charlas que está teniendo con las autoridades del campus y de todo es sistema Tec, todas las preguntas que está teniendo que contestar.

Ustedes, ¿qué le preguntarían?

martes, agosto 21, 2007

Cuestión de tipos de sangre

Luego de que le dejaran ir este martes, el apoyador de las Águilas de Philadelphia Jeremiah Trotter dijo que si le cortaran las venas, seguramente sangraría verde, algo que habla de su cariño por el equipo que por diez temporadas le dio la oportunidad de hacer lo que más le gusta en la vida, jugar futbol americano.

Y hoy ese equipo decide darle las gracias, luego de tanta entrega, de tanta pasión y porque no decirlo de tanto pagarle.

La recompensa para Trotter por unos estupendos años con las Águilas ya está en su cuenta bancaria pero también está en su corazón, mismo que tendría que ser igual de verde para que el fluido vital fuera de ese color.

Cuando escuché esas palabras de Trotter, uno de los jugadores más violentos de la NFL, uno de esos que dan miedo nada más de ver si físico y su capacidad de golpeo, no quedó mas que reconocer que finalmente estos hombres de acero, son simplemente seres humanos que se encariñan, que disfrutan y que envejecen.

Pero ese nivel de amor por un equipo siempre viene de manera recíproca. Los aficionados de Philadelphia extrañarán a uno de sus consentidos, sus compañeros ya no tendrán en él la motivación, el liderazgo que solo la veteranía permite ofrecer. Y hasta el coach Andy Reid aseguró que descargar la noticia en Trotter fue más emotivo de lo que se podía esperar.

Entonces cuando vemos a estos jugadores llegar al final de su carrera, con tantas muestras de amor por el juego, por sus equipos, por sus años de gloria, no queda más que voltear hacia atrás. Hace solo un día, un señor llamado Michael Vick se sigue haciendo famoso en la NFL y no precisamente con sus carreras saliendo de la bolsa de protección.

Trotter y Vick tenían y digo tenían, tiempo pasado, algo en común, la admiración por parte de todos los amantes del futbol americano profesional. Sería verdaderamente ridículo no enamorarse de sus estilos de juego, de verlos dominar desde sus posiciones en el campo de juego.
Pero lo que claramente viene a mi mente es el amor que los jugadores tenían por el juego, el respeto para quienes les pagan sus sueldos y el orgullo que debe sentirse ser de la elite mundial que viste a la mejor liga profesional de los Estados Unidos.

En realidad no creo que Vick hoy se haya merecido ese honor. Siendo uno de los talentos más espectaculares que se han visto colocarse un casco de “tocho”, con mentiras ha mostrado que estaba muy lejos de amar su profesión, esa que le dio la oportunidad de tener todo el dinero, toda la fama.

Mientras Trotter es de sangre verde, Vick es de sangre roja y no precisamente de los Halcones de Atlanta sino de todos los perros que tuvo a bien matar en su hoy afamado negocio.