martes, enero 29, 2013

Otro ídolo en peligro de romperse

La bomba debió haber explotado mucho mas duro. No se si sea una protección divina o simplemente que hay gente con suerte pero Ray Lewis hoy volvió a librarse de una mancha que lo viene persiguiendo desde hace mucho tiempo.

En medio de la euforia del Media Day en Nueva Orleans, Sports Ilustrated lanzo una historia que en el papel podría haber sido un estallido pero termino en una simple llamarada, se quedo en rumor. La nota es simple, de acuerdo a fuentes aparentemente muy bien informadas, el señor Lewis se habría dopado tan solo hace unas semanas - justo para reponerse de la lesión en el brazo que estuvo por dejarlo fuera el resto de la temporada.

La sustancia es conocida como IGF-1 y esta prohibida por la NFL y el resto de las ligas profesionales en los Estados Unidos.

En el papel, el "timing" del reporte es por demás oportuno. Justo a minutos de que salga a platicar con los mas de 4,000 reporteros presentes, la prestigiada revista lo publica en su sitio de Internet. Al parecer Lewis ya estaba enterado y tendríamos que pensar estaba listo para hablar del tema. A la primera pregunta referente al tema, contesta "next question" pero a la segunda no le quedo mas que contestar negando todo y hasta tachando de estúpido al que lo esta involucrando.

Ídolo de papel o de hierro? Lewis es uno de esos atletas que ha tenido la super protección, la que el desempeño deportivo otorga. Habrá que recordar que para muchos sigue siendo clasificado de asesino luego de que se vio involucrado en un doble homicidio que nunca fue aclarado. Lewis fue exonerado gracias a que declaro en contra de dos amigos que estaban con el el día de los hechos. De ahí la NFL lo castigo, unos juegos de suspensión y unos cuantos dólares después, Ray Lewis regreso a ser esa figura de liderazgo que hasta hoy tantos admiran y respetan.

En la era en la que Tiger ha sido infiel, en la que Lance no tuvo de otra mas que desenmascarar su engaño del uso de drogas para convertirse en el mejor ciclista de la historia de Norteamérica, en la que las Grandes Ligas no pueden ingresar a sus estrellas al Salón de la Fama porque no están seguros que estén limpios, hoy Lewis enfrenta al monstruo de las mil cabezas, al publico en general al que le debe su popularidad y hasta su fortuna.

Sin duda es muy complicado y tal vez hasta injusto juzgarle. Al final del día no se le ha demostrado nada. Sin embargo si el río suena... El tema de su participación en el doble homicidio sigue siendo delicado para los que estuvieron cerca de los hechos. Hoy pese a que muchos lo defienden bajo el argumento de que siempre ha pasado con 10 todos los antidopings que le han aventado, hay que entender que aparentemente la sustancia aqui mencionada no es detectable mas que con pruebas de sangre; mismas que a la fecha no se conducen el la NFL. Digamos que al estilo Livestrong, tendrían que guardarse unas cuantas muestras de sangre y hacer los exámenes en unos cuantos años cuando se permita hacerlos y entonces podríamos hablar de limpieza o no.

En lo personal me llama la atención que el asuntacho no hubiera agarrado mas fuerza. Varios medios han salido a su defensa. Ex jugadores como Warren Sapp hasta se han molestado con los medios que han sacado estos temas a la luz (hay que mencionar que Sapp es ex compañero de Lewis en la Universidad de Miami y testifico a su favor cuando estaba acusado).

Tal vez es que la NFL no esta dispuesta a meterse en la bronca de exponer el tema a tan solo días de su mayor show anual o tal vez es que la nota no tiene la fuerza que se pensaría. El impacto de que un jugador de la talla de Ray Lewis y de su legado actual seria durisimo sobre un deporte que hoy goza de una popularidad absoluta. La NFL se ha sabido blindarse de estos temas y seria estúpido pensar que polemizaran justo en este momento. Lo cierto es que el tiempo será justo con Lewis quien ojalá no vaya a romper corazones aunque ya estemos ciertamente acostumbrados a estos rollos.

martes, enero 22, 2013

Recordando a Mario

Los señores oficiales, la mayor autoridad en la cancha de juego.

Tal como es en todos los deportes, los árbitros en el futbol americano son personajes muy particulares. Muy necesarios para el desarrollo del deporte pero siempre al filo de la polémica. Dueños de la maxima autoridad durante los sesenta minutos, encargados de salvaguardar las reglas, de castigar al infractor, de permitir que los jugadores jueguen, de que los coaches dirijan.

Apodados las cebras por sus uniformes blancos con negro - vestimenta que para muchos es digna de un reclusorio. Culpables de miles de derrotas y de muy pocos triunfos. Ofrecen su mano al inicio y al final de cada encuentro, misma mano con la que firman esas actas de juego donde reportan lo acontecido y que les generan tantos dolores de cabeza.

Individuos que no deben equivocarse, lo tiene prohibido ya que si lo hacen seguro son corruptos. Que rápido pasamos del arbitro "justo" al "vendido", en menos de una interferencia o de un agarrando.

Dueños del pañuelo amarillo que los hace respetados o culeros. Símbolo del poder, un poder que a veces se convierte en protagonismo y otras cuantas se manifiesta en silencio.

Siempre lo he dicho, ser arbitro es cosa seria. Quien en su santo juicio quiere este lugar tan poco valorado, quien quiere broncas gratis.

Ese era nuestro amigo Mario Coronado. Alguien que no solo quería seguir involucrado en el juego, si no alguien que hizo un continuo esfuerzo por que la profesión de oficial cambiara, se profesionalizara dentro de sus humildes posibilidades.

Nunca se la creyó. Aceptaba criticas, las pedía a gritos. Nunca se le veía a la defensiva y mucho menos a la ofensiva - era dueño de la imparcialidad.

Recuerdo el primer día que en publico y viendo que Mario llegaba a las oficinas de Fademac, dije: "ahí viene chafam, guarden sus carteras"... él simplemente volteo, se río y me saludo como siempre. Ese era Mario...