miércoles, octubre 20, 2010

Ah que tiempos aquellos


Todavía me acuerdo aquellos años en los que los niños podíamos tener héroes. Aquellos súper hombres que simplemente eran lo máximo y que eran la gran inspiración.

Yo crecí muy de la mano de los Roger Staubach, Ken Stabler, Frank Tarkenton, Terry Bradshaw y demás estelares setenteros de la NFL. Creo que como para muchos, estos nombres eran mas que jugadores de futbol americano, esos eran nuestros ídolos.

Ah que tiempos aquellos cuando te casabas con una ideología y ni como te sacaran de ella. Los que somos Acereros lo éramos sabiendo que el Conde Lambert y Franco Harris eran piezas angulares de una dinastía y que siempre lo serían. Los que seguían a los Vaqueros podían comprarse su jersey (muy cotizados por cierto siendo que era realmente difícil tener uno) de Tony Dorsett o de Randy White. No había peligro de que esas figuras “perfectas” fueran olvidadas ni mucho menos que se derrumbaran.

Eso hoy es cosa del ayer.

Vivimos en una época en la que los niños pueden hacerse aficionados a un equipo pero también pueden esperar cualquier cosa. Ahí esta el ejemplo de Brett Favre quien esta semana regresará a Green Bay pero vestido de Vikingo de Minnesota y lo hace de la mano de una acusación de “Sexting” que sin estar cien por ciento seguro entiendo es el arte de enviar textos e imágenes se índole sexual a través de un celular. Que tal el buen TO que ha cambiado de colores tantas veces que si algún día se hablaba de él como estelar de la liga, hoy su nombre está diluido. Tan solo dos ejemplos de los ídolos a la baja, algo tristemente bastante común en la NFL hoy en día.

Así mismo con gran tristeza esta semana se derrumbó uno de mis ídolos. Fue en San Diego donde Junior Seau se convirtió en un jugador espectacular, en la imagen del equipo. Sin duda uno de los jugadores más dominantes que han jugado la complicada posición de apoyador y que tenía una imagen impecable. Pues hoy en el retiro, esos recuerdos quedan a un lado luego de que se le esté investigando por violencia familiar para luego verse involucrado en un accidente en el que queda mas que claro que vive en medio de la depresión.

Podemos culpar a tantas cosas. Muchos dicen que esto es consecuencia de los tiempos actuales en los que la gente no tiene privacidad alguna. Si esa teoría es correcta entonces tendríamos que aceptar que estos rollos y otros peores también pasaban hace años pero nadie se daba cuenta.

Será el sereno o la belleza de la tecnología actual pero lo que es una realidad es que hoy los trapitos están mas que expuestos al sol y eso daña uno de los más importantes pilares del deporte profesional, la capacidad de atrapar a los niños y de convertirlos en fieles seguidores que derrocharán dinero cuando tengan edad de gastarlo.

Por momentos pareciera que la gallina de los huevos de oro anda media enferma y les urge encontrar una solución inmediata.

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