jueves, octubre 26, 2006

Los Boys actuales, sin amor a los colores

TORONTO, Can (SPNET).- El pasado lunes por la noche mientras veía el duelo entre los Vaqueros y los Gigantes, entendí una de las grandes realidades de la NFL, que las rivalidades nacen y también mueren, dependiendo de los jugadores que se vean involucrados.

Al principio de la transmisión de televisión, la cadena metió una entrada donde el legendario apoyador Lawrence Taylor introdujo en frases cortas lo que significó para él jugar en un duelo del calibre de Vaqueros ante Gigantes y le definió como una verdadera rivalidad.

A mi no me cabe la menor duda de que desde su ingreso a la NFL en 1981 con los Gigantes, Taylor se tuvo que preparar cada año para enfrentar a los Vaqueros dos veces al año y que esos duelos significaban mucho mas que un partido ganado, eran oportunidades de competir y mantener viva una rivalidad.

Taylor defendió los colores de Nueva York toda su carrera y hasta entró al Salón de la Fama bajo este equipo.

Pero cuando arrancó el partido las cosas lucían diferente, especialmente en la banca de los Vaqueros de Dallas.

Hay muchas razones por las que los Boys hoy son un equipo de media tabla pero este lunes por la noche se vio claramente como hay una importante carencia de cariño a los colores, jugadores que no saben si quiera de la rivalidad que este juego representaba.

Pese a sus buenos años hace tiempo, el mariscal de campo Drew Bledsoe es un gran profesional pero no por eso es un “verdadero Vaquero”. No se diga del receptor-espectáculo Terrell Owens quien solo ve por sus intereses independientemente del color de jersey que vista.

A los verdaderos aficionados de los Vaqueros no se les olvida el día que el polémico jugador, enfundado en un jersey de los 49ers de San Francisco se burló de la estrella solitaria en pleno Texas Stadium, eso no se borra con tres anotaciones en un juego ante una muy débil defensiva de los Texanos de Houston.

Estos jugadores no entienden lo que es ser “Vaquero”, mucho menos entienden lo que es jugar esos “clásicos” ante los rivales de la hoy División Este de la NFC.

El cariño por la camiseta no se compra con unos millones de dólares cuando firman un contrato. Ese se mama y los actuales Vaqueros no tienen una gran identidad de liderazgo que impulse al equipo.

Fuera de Roy Williams y de algunos aislados compañeros, los demás no sienten lo que los aficionados cuando se colocan el casco de la estrella solitaria.

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