martes, enero 22, 2013

Recordando a Mario

Los señores oficiales, la mayor autoridad en la cancha de juego.

Tal como es en todos los deportes, los árbitros en el futbol americano son personajes muy particulares. Muy necesarios para el desarrollo del deporte pero siempre al filo de la polémica. Dueños de la maxima autoridad durante los sesenta minutos, encargados de salvaguardar las reglas, de castigar al infractor, de permitir que los jugadores jueguen, de que los coaches dirijan.

Apodados las cebras por sus uniformes blancos con negro - vestimenta que para muchos es digna de un reclusorio. Culpables de miles de derrotas y de muy pocos triunfos. Ofrecen su mano al inicio y al final de cada encuentro, misma mano con la que firman esas actas de juego donde reportan lo acontecido y que les generan tantos dolores de cabeza.

Individuos que no deben equivocarse, lo tiene prohibido ya que si lo hacen seguro son corruptos. Que rápido pasamos del arbitro "justo" al "vendido", en menos de una interferencia o de un agarrando.

Dueños del pañuelo amarillo que los hace respetados o culeros. Símbolo del poder, un poder que a veces se convierte en protagonismo y otras cuantas se manifiesta en silencio.

Siempre lo he dicho, ser arbitro es cosa seria. Quien en su santo juicio quiere este lugar tan poco valorado, quien quiere broncas gratis.

Ese era nuestro amigo Mario Coronado. Alguien que no solo quería seguir involucrado en el juego, si no alguien que hizo un continuo esfuerzo por que la profesión de oficial cambiara, se profesionalizara dentro de sus humildes posibilidades.

Nunca se la creyó. Aceptaba criticas, las pedía a gritos. Nunca se le veía a la defensiva y mucho menos a la ofensiva - era dueño de la imparcialidad.

Recuerdo el primer día que en publico y viendo que Mario llegaba a las oficinas de Fademac, dije: "ahí viene chafam, guarden sus carteras"... él simplemente volteo, se río y me saludo como siempre. Ese era Mario...


1 comentario:

Jaime León dijo...

Sorprendidos todos por el deceso. Un dato más: Mario Coronado juntó a ex jugadores de su equipo de infancia, Cardenales, e hicieron un tazón de fin de año en el que jugó todavía. Cientos en el funeral hoy por la noche.

JAIME LEÓN